sábado, 5 de junio de 2010

John Wooden, el verdadero éxito

Ayer falleció el mítico entrenador de baloncesto John Wooden a la edad de 99 años. Conocido por ganar con  UCLA  diez campeonatos nacionales de baloncesto universitario americano en doce años. A pesar de ello, rara vez habló de ganar. En su lugar, se centró en dar clases de carácter, preparación y hacer las cosas "de la manera correcta."
Aquí podemos escuchar al coach Wooden en el año 2001 hablando en TED sobre "El verdadero  éxito. Una de sus máximas para los jugadores que compartió en la charla era "no criticar a los compañeros de equipo, me pagan para hacer eso". Un entrenador que siempre se codeó con lo que otros consideraban como éxito, nunca hablaba de ese éxito a sus jugadores. Su verdadero logro era disfrutar de lo que hacía y dar lo mejor que podía. En mi época de entrenador de baloncesto era todo un mito en el baloncesto de formación, pero por desgracia nunca me llegó su vertiente humana. Era otra época y aunque con suerte llegaban algunos libros y algún que otro vídeo, no teníamos las facilidades que la red nos proporciona en la actualidad. Interesante vídeo en el que da algunas lecciones de vida, de su vida recién extinguida en lo material. Pica en los subtitulos para elegir el idoma.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Increíble:
¡qué mente más lúcida y despejada con 90 años¡
Pero claro , con esa trayectoria vital es lógico llegar en tan buen estado a estas edades.
Ha sido un placer escuchar a este hombre: un ejemplo a seguir.
Estoy totalmente de acuerdo con su definición del éxito y con su manera de trabajar. Este hombre tenía una mentalidad avanzada para la época en la que vivió.
Los que le conocieron y se beneficiaron de su labor pueden sentirse agradecidos.

Por cierto, yo también pienso que el viaje es mejor que el destino (más exactamente pienso que lo que importa verdaderamente es el viaje y no el destino en sí).

Saludos, Yolanda.

Jesús Hernández dijo...

Gracias Yolanda. Ya me gustaba como entrenador. Ahora que decir que no hayas dicho tú.

Un abrazo