lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Qué tienen en común perfumes y pesticidas? La Verdadera Historia de los Cosméticos

La Unión Europea realiza habitualmente un doble juego en el que hace uso del doble lenguaje, motivado por la cada vez mayor influencia de los lobbys. Y, en este caso, no iba a hacer menos. Por un lado, investiga y promueve congresos y, por otra, cede a la presión de los lobbys permitiendo cada vez más la presencia de tóxicos y transgéncios. 

En un mundo hipócrita, en el que la posibilidad de negocio lo prostituye todo, desgraciadamente sólo tomamos verdadera consciencia de estas cuestiones cuando nos afectan directamente a nuestras familias.

Hasta entonces, nuestra actitud, se suele limitar a un rendido de antemano "¿y qué podemos hacer?". Entre la obsesión, la pasividad y la permisividad existe un ampli abanico de pequeñas acciones que podemos llevar a cabo para ir cambiando este panorama "asesino" con el que nos intoxican y envenenan a diario.

Como bien finaliza este artículo, con el acertado comentario del alergólogo y otorrinolaringólogo Javier Hernández Covarrubias,la información y la libertad de elección son el camino:

"Las madres jóvenes, dijo, "son la generación del cambio", porque con la información suficiente controlan la entrada a los hogares y la exposición de los niños a los cerca de 500 químicos con los que un individuo tiene contacto a diario".

 ¿Qué tienen en común perfumes y pesticidas?

Perfumes y pesticidas tienen en común uno de los más agresivos contaminantes ambientales y peligroso agente patógeno para la salud, los ftalatos, disruptores endocrinos que se relacionan con:

  • casos de pubertad precoz

  • cáncer infantil 

  • y autismo.

Estos disruptores endocrinos se incorporan a productos tan dispares como perfumes y pesticidas para "plastificar" los fluidos y fijar los olores o la permanencia del producto en la superficie en la que se aplican y hacerlos más comerciales, pero pocas veces son componentes estructurales o que no se puedan sustituir.

El VI Congreso Internacional de Medicina Ambiental que se celebró en junio en Madrid identificó patologías por contaminación ambiental, los disruptores endocrinos, entre otros, como cáncer, enfermedades neurodegenerativas, trastornos del comportamiento, infertilidad y enfermedades emergentes como el síndrome de sensibilidad química múltiple (SQM), la fibromialgia y la fatiga crónica.

Entre las recomendaciones establecidas, mencionó la importancia del etiquetado en los productos, para identificar sustancias de riesgo, (en nanotecnología y transgénicos) y ante las nuevas enfermedades relacionadas con los campos electromagnéticos (cáncer, entre otras), fijar limites legales máximos de contaminación, a nivel internacional.

La Unión Europea puso ya en march aun portal gratuito "on line", Subsport  para intercambio de información sobre sustancias y tecnologías alternativas a los químicos tóxicos identificados.

Sobre el impacto en la salud humana de los contaminantes orgánicos persistentes, como los disruptores endocrinos, destacó su relación probada con alteraciones en el sistema reproductor masculino (criptoquidia, hipospadias y reducción de la calidad del semen) y femenino (pubertad precoz, reducción de la fecundidad, abortos espontáneos, ovarios poliquísticos, endometriosis) y cánceres en órganos hormono dependientes como mamas, próstata, testículos y tiroides. 

TÓXICOS TAMBIÉN EN LA ALIMENTACIÓN
Entre los ponentes internacionales,  el especialista mexicano Javier Hernández Covarrubias,  que identificó los carbohidratos simples, por su adicción y toxicidad, como los grandes contaminantes en la alimentación.
Las madres jóvenes, dijo, "son la generación del cambio", porque con la información suficiente controlan la entrada a los hogares y la exposición de los niños a los cerca de 500 químicos con los que un individuo tiene contacto a diario.
 

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